Desde hace unos años no soy capaz de entender mi aula sino es desde el corazón.
Creo que mi vocación de maestra siempre ha surgido desde muy adentro y, tras varios años de acción inconsciente, desde la emoción y gracias a los últimos avances en neurociencia ahora mi hacer es muy consciente y nace única y exclusivamente desde el ser y para el ser de todos los niños y niñas que pasan por mis manos.
Como nos explica Francisco Mora, doctor en Neurociencia por la Universidad de Oxford y catedrático de Fisiología de la Universidad Complutense de Madrid, el proceso emocional es inconsciente a todo lo largo de la vida. Es el gran invento de la naturaleza para llevar a cabo los procesos que te van a mantener vivo (respirar, el latido del corazón…), y eso es la inconsciencia, hacer las cosas casi como si fuesen un acto reflejo, y yo añado: el caso es descubrir lo que nos hace sentirnos y/o mantenernos VIVOS.
Tal vez alguno esté pensando…uf un artículo teórico y no es esa mi intención, pero me encanta transmitir que la ciencia justifica las prácticas de los “maestros de corazón”. Con todo esto y a lo largo de mi carrera profesional (que ya dura 25 años) lo que me ha ido haciendo sentirme viva y mejor docente ha sido ir llenando mí mochila de profe con emociones que creo no pueden faltar cada día en el aula.
Cuando mis alumn@s llegan por la mañana al aula, se activa rápidamente esa capacidad que tenemos las y los maestr@s de penetrar en las cosas y las personas hasta ver lo que está oculto con nuestra mirada especial: es@s que llegan tristes, estresad@s, frustrad@s, etiquetad@s o con pocas ganas… aquell@s que llegan cargad@s de energía, de ilusión, de ganas de aprender y felices… y todos y cada uno son un reto para mí.
Es triste reconocer que en estos últimos años he descubierto que, en los primeros meses de curso, casi ganan los que llegan con sus mochilas cargadas de emociones negativas hacia la escuela, y con padres y madres que te cuentan que “ya no pueden con él o ella” y sinceramente os digo que a mí me cae el alma al suelo.
¿Cómo un papá o una mamá de un niño de 5 o 6 añitos puede haberse rendido hasta casi “creer” que ya no hay nada que hacer con él o ella? Ahora que estamos hablando tanto de “emergencia sanitaria” creo sinceramente que también estamos en “emergencia educativa”. Debemos de recuperar, tanto en la escuela como en casa, esa mirada de niñ@s de forma urgente y ser racionales ante lo que puede ser normal en un niño o niña de 5 o 6 añitos y lo que no.
Lo que yo muchas veces llamo “ABSC”, ahora que están tan de moda las siglas, pues se trata de poner de moda el Aprendizaje Basado en el Sentido Común que tan necesario es.
- Un niñ@ que cree que no puede no podrá, pero ahí tienes que estar tú para convencerle de que PUEDE y sobre todo para que sepa que TÚ y su familia (con la que también tenemos que trabajar) también confía en que puede.
- Un niñ@ estresado te necesita para calmarse y afrontar los retos con serenidad, ganas e ilusión.
- Un niñ@ triste necesita tu alegría y tus refuerzos positivos para volver a recuperar su sonrisa, porque desde la alegría se aprende mejor.
- Un niñ@ que se aburre en clase necesita tú EMOCIÓN y tú PASIÓN por enseñar, esa gran capacidad que tenemos de transmitir cualquier contenido por árido que sea de la manera más llamativa e impactante, generando experiencia de aprendizajes únicas e inolvidables.
- Un niñ@ necesita JUGAR, manipular y aprender desde sus intereses desde lo que le llama la atención y en ello está la clave de la ATENCIÓN, sólo lo que nos dice algo despierta en nosotros esas ganas de saber más, aprender más.
- Un niñ@ necesita equivocarse para descubrir que el ERROR no es un fracaso, sino una gran oportunidad para volver a intentarlo, para seguir aprendiendo y te necesita a su lado no para increparle sino para ayudarle a superarlo.
- Un niñ@ necesita TIEMPO no el tiempo que nosotros los adultos estimamos, sino el que ellos de verdad requieren, si les apuramos si les empujamos conseguiremos todo lo contrario porque no están preparados para ello y aflorará la frustración frente a la ilusión. Respetemos sus ritmos.
Y, en resumen, l@s niñ@s ME NECESITAN y TE NECESITAN con ese abrazo cariñoso al entrar por la mañana, ese guiño cómplice, esas “locuras de profe” que sólo a ti se te ocurren y que hacen que para ellos cada día sea una aventura. Y, sobre todo necesitan sentirse queridos, pues aunque el amor que reciben (la mayoría) en sus casas no es superable, cuando uno se siente querido se genera un apego que les da seguridad, esa SEGURIDAD que les invita a luchar, de nuestra mano, para descubrir y llegar a ser aquello son y lo que sueñan SER.
Desde que mi mochila rebosa de estos sentimientos, mis clases son EMOCIONANTES y en ellas doy cada día la mejor versión de mi misma, todo por y para ellos, observando en sus caras esa ilusión por aprender y por disfrutar aprendiendo día a día en el aula, lo que creo que debería de ser el verdadero objetivo de la escuela.
Elisa Beltrán García
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Buenos días, un gran saludo desde Colombia, Municipio de Cajibio Cauca, los docentes debemos tomar otro rumbo en la educación, el Ser es súper importante. Felicidades.